Se trata de pies…

O, en este caso, del cuidado de los pies. Se acerca el momento de dar la bienvenida al verano, de decir adiós a los calcetines, las botas y el calzado invernal y dejar respirar a nuestros pinreles mientras les paseamos al descubierto por playas y piscinas.

Como siempre, es ahora cuando me empiezo a preocupar por ellos. No sé por qué razón el resto del año los olvido por completo, supongo que estoy más atenta a manos y cara, por eso de que están más expuestos. El caso es que cuando me doy cuenta están secos y nada bonitos.

Antes de empezar, un consejo rápido, si sois de las que olvidan extender la crema hidratante hasta los pies, ¡empezad a no olvidaros! Es uno de los pasos más importantes para no llegar al veranito con lo que parece papel de lija en la planta de nuestros pies.

¡Manos a la obra!

Me encantaría poder contaros mil trucos sencillísimos para paliar los efectos del duro invierno, pero la verdad es que el único remedio que encuentro útil y sencillo, soy bastante comodona para estas cosas, son las mascarillas para los pies que solo hay que abrir, poner, dejar actuar y tirar, como las de la marca Iroha Nature, que tiene dos tipos de tratamientos diferentes capaces de adaptarse a los resultados que todas queremos conseguir.

Lo más recomendable es realizar cada tratamiento una vez por semana durante varios meses, sobre todo si queremos tener resultados a largo plazo. Después se puede ir reduciendo, pero al principio es importante realizar el proceso una vez por semana.

Pero, además de utilizar las mascarillas, también deberíamos de realizar dos pasos muy fáciles, que eso sí, requieren ser constante. No se van a ver los resultados en dos días, sobre todo si como yo, lleváis tiempo sin hacerles mucho… ¡O ningún caso!

Lo primero es exfoliarlos una vez antes de utilizar la mascarilla, hay muchos productos destinados a ello, como los calcetines exfoliantes de Luxiderma. Otro paso importantísimo es la hidratación mañana y noche, hay que hacerlo todos los días. Las cremas especiales para pies como las de Deliplus ó Babaria son un buen aliado y, si bebemos dos litros de agua al día, mejor que mejor.

Ya veis que es súper sencillo todo, ¡ahora os toca comprobar que funciona, y lucir unos pies de escándalo este verano!

Mascarillas caseras

Ahora os dejo varias recetas de mascarillas caseras para que os entretengáis, si os apetece, haciendo potingues. ;) Voy a intentar hablaros de las que mejor se ajustan a diferentes causas. Se admiten sugerencias, seguro que alguna conocéis una mascarilla casera maravillosa que a mí se me escapa.

La mascarilla de avena es la más recomendable para los pies agrietados porque nutre muchísimo la piel. El primer paso, es dejar en remojo los pies durante 10 minutos en agua tibia con bicarbonato de sodio. A continuación, les exfoliamos con azúcar antes de aplicar sobre ellos una mezcla de 2 tazas de avena, una de harina, media taza de miel y media de aceite de oliva. Se deja actuar la mezcla durante 20 minutos y, pasado este tiempo, se aclara con agua tibia aplicando después crema hidratante.

La naranja es una fruta que posee propiedades muy beneficiosas para nuestra piel. Su ácido, es depurativo, oxidante, desinfectante y microbicidia, nada que no posea cualquier fruta ácida pero, el caso es que estas propiedades le vienen fenomenal a nuestras piel. Una mascarilla de naranja ayuda a mejorar nuestra circulación e hidrata nuestra piel dándole una apariencia más bonita. Para realizar esta mascarilla sólo hay que mezclar en un recipiente media taza de avena, media cucharadita de canela, media de pimienta de cayena, cuatro cucharadas de agua, una de aceite de oliva y una de miel. Una vez mezclados los ingredientes, colocamos la mascarilla en los pies recién lavados y los cubrimos con una toalla húmeda dejando actuar durante 20 minutos antes de enjuagar.

Si nos apetece más una mascarilla que nos dé sensación de frescor y suavidad, os recomiendo la mascarilla de pepino. Sólo hay que pelar un pepino que este bien maduro y cortarlo en trocitos muy pequeños para poder licuarlo después. Una vez hecho esto, es cuestión de añadir al pepino licuado dos cucharaditas de miel y una cucharada grande de zumo de limón. Después de que haya reposado 20 minutos, aplicamos la mezcla con movimientos suaves desde la parte inferior del pie a la superior hasta llegar a la altura de los tobillos. Por último, aclaramos con agua tibia y aplicamos una hidratante.

¡Espero que os animéis a probarlas, no hay duda de que es todo un reto!