Hoy vuelvo a la carga con una receta. Si os animáis a probarla, os aseguro que vais a repetirla más veces de lo que podáis llegar a imaginar, porque es realmente ESPECTACULAR.
El único truco es hacer la salsa, conocida como Octo vinagreta y original de David Chang, un genio de la cocina adorado por nuestro Ferran Adrià y por una servidora. Es propietario de los restaurantes Momofuku, repartidos por las ciudades de Nueva York, Toronto y Sydney, algunos de ellos con varias estrellas Michelin. Él fue el culpable de que me cruzase Manhattan sólo para probar sus molletes al vapor con panceta asada, su plato estrella, a unos 8 dólares la ración de dos unidades, un lujo muy asequible.
En realidad su Octo vinagreta es una adaptación de la clásica salsa vietnamita nuoc cham.
En su primer libro de recetas, Chang la utiliza para acompañar su famoso pollo frito, y aquí sustituiremos el pollo frito por alitas asadas al horno, para no montar mucho festival en la cocina y guarrear lo justo.
La verdad es que esta salsa va bien con cualquier carne a la parrilla o asada. Hasta con un pulpo a la brasa si os apetece.
Los ingredientes son relativamente fáciles de encontrar en cualquier supermercado o tienda de alimentación oriental y sólo tenéis que tener cuidado al picar el chile o guindilla fresca; si lo hacéis con guantes de látex, mejor que bien, os lo digo por experiencia…y si no, cuidadito con tocarse los ojos después.
El resultado es espectacular porque es una auténtica explosión de sabores, pica lo justo, es dulce, salada, acida a la vez. Insisto, haceros con los ingredientes: el aceite de sésamo (que se utiliza en crudo y es muy aromático) la salsa de soja y el vinagre de arroz duran mucho, lo podéis utilizar también para rematar salteados de verduras y pasta tipo asiático, el vinagre de arroz y la salsa de soja los utilizaréis habitualmente si sois aficionados a la cocina oriental.
ALITAS MOMOFUKU
Ingredientes:
1 Kilo y medio de alitas de pollo de corral
Octo Vinagreta:
- 60 ml de salsa de soja
- 60 ml de vinagre de arroz (si no tenéis, sustituir por el más suave que tengáis en casa)
- 2 cucharadas soperas de aceite neutro, tipo girasol
- 1 cucharada y media de azúcar moreno
- 2 cucharadas soperas de jengibre fresco finamente picado
- 2 cucharadas soperas de ajo finamente picado
- 1 chile o guindilla fresca, también picado
- 1 cucharadita de aceite de sésamo
- Pimienta recién molida
El único secreto de esta salsa es picar finamente el ajo, el jengibre y el chile fresco y mezclarlo todo en un bote de cristal, agitar tipo vinagreta de Jamie Oliver y ya está lista.
Aguanta en la nevera varios días, así que si queréis doblar cantidades ya que os ponéis a picar…
Precalentamos el horno a 180 grados.
Metemos las alitas en una fuente para horno
Esperamos a que vayan dorándose, volteándolas de vez en cuando para que cojan color por todas partes.
Cuando estén en su punto, las sacamos del horno, pasamos a una fuente, echamos la salsa por encima….¡Y devoramos!
Cuánto nos queda por explorar con el jengibre!… y además es sano.
Totalmente de acuerdo contigo, Alberto.
Tan sano, tan refrescante…con ese sabor tan especial…
Ahora se encuentra muy fácilmente en la mayor parte de los supermercados.
Hay que animarse a experimentar.