Qué lejos quedaron los tiempos en los que únicamente había en nuestros hogares dos recipientes para la sal. Con uno grande al lado de los fogones y otro en forma de salero de mesa por si algún guiso se había quedado soso, habíamos cumplido.

Poco a poco fuimos ampliando las variedades, que si sal gruesa para las parrillas, para el pescado a la costra de sal, especial para marinarlo…

Hoy en cualquier supermercado, encontramos al menos cuatro variedades.

Condimento y conservante universal, utilizada desde la antigüedad como artículo con el que comerciar y pagar a los empleados (de ahí el origen de la palabra salario) es imprescindible para nuestro organismo, aunque me da que a todos se nos va un poco la mano a la hora de salar la comida.

Ya que todos tenemos en casa al menos un paquete (mejor marina y yodada) vamos a hacer un pequeño repaso por el universo salino, por si los menos cocinillas se animan a tener alguna variedad mas.

En casa, desde que hace años entró el primer paquete de sal Maldon, siempre tenemos uno, o más. Tengo un punto un tanto friki, aprovecho cualquier viaje al Reino Unido para volver con muuuchos paquetes en mi maleta, pues al ser originaria de Essex, su precio allí es ridículo.

Estas escamas de sal dan el punto definitivo a una carne o pescado a la plancha, mucho más sutil que la sal gruesa. Últimamente la utilizo mucho para repostería, para coberturas de chocolate negro o para hacer toffee salado. Ya os daré la receta de la tarta de queso con cobertura de toffee y flor de sal, sorprendente y riquísima.

Maldon también comercializa una sal ahumada, va muy bien con el pescado y ciertas ensaladas, aunque sin irnos tan lejos, la marca Onena también tiene esa variedad, ya molida.

La flor de sal (de Ibiza, Mallorca o Gueránde), con diferentes tipos y aromas donde elegir, también es perfecta para condimentar carnes y pescados.

Podemos encontrar sal en forma de cristal o en escamas, incluso líquida para vaporizar sobre los platos, de varios colores, de diferentes partes del mundo (ahora se ha puesto muy de moda la rosa del Himalaya, aunque personalmente no creo que haya que gastarse un pastizal en un bote de sal), molida o lista para meter en el molinillo, aromatizada con hierbas, boletus, trufa e incluso con chocolate; pero os recomiendo que probéis en casa a crear vuestra propia variedad.

Con un poco de flor de sal o en escamas, un mortero y vuestra especia o hierba preferida obtendréis una sal espectacular en un momento.

Probad una mezcla de sal en escamas, ralladura de corteza de limón y un poco de romero fresco. Más fácil, imposible. Probad a añadir esta sal tuneada en casa si hacéis pollo asado y ya me diréis.